Mano dura

Hay que advertir que mano dura, como proclamó contra la delincuencia el nuevo jefe de la Policía, Nelson Peguero Paredes, no significa cacería, sino estricto cumplimiento de la ley. Más saludable si se hace con fines preventivos y no represivos.

 Si bien anunció que seguirá el proceso de modernización emprendido por su antecesor en el cargo, Manuel Castro Castillo, la integración de militares en las labores de vigilancia envía un mensaje por lo menos confuso.

 Por muchas razones, de las cuales algunas es preferible obviar. Pero hay que preguntar si acaso la inseguridad ciudadana se debe a que los agentes policiales son insuficientes o muy débiles con los delincuentes.

Cada maestro tendrá su librito, pero en el caso de la criminalidad y la delincuencia se supone que la represiva, por más bien pensada que en realidad esté, no es la única respuesta.

 En el fenómeno intervienen la impunidad, así como factores educativos, económicos y sociales que necesariamente tienen que tomarse en cuenta a la hora de diseñar cualquier plan para restaurar la seguridad. El patrullaje puede ayudar temporalmente, pero no es la respuesta definitiva.